En los años 90, durante la triunfal victoria norteamericana sobre el pueblo iraquí, tuve una conversación con un viejo coronel del ejército, padre de un amigo. Mientras tomábamos unos mates, nos pusimos a charlar sobre las novedades militares y cómo cambiaba rápidamente el mundo. La globalización, el nuevo poderío militar norteamericano y cómo sus nuevas tecnologías dejaban sin aliento a un mundo entero, que recién estaba desacelerando del duro mundo de la guerra fría.
El veterano, mate de por medio y sin mosquearse me dijo, “Pibe, es todo una mentira”. Acto seguido, me explicó con detalles hacia dónde iba el mundo, cómo las falsas teorías desarmarían al mundo en pos de un mejor control internacional y cómo el mundo al llegar al borde de la guerra, se daría cuenta del grave error en que estaban incurriendo.
De Vietnam a Ucrania
El veterano coronel me explicó algo que me quedó dando vueltas en la cabeza durante años y que se cumple en su profecía al día de hoy. Recuerdo que me dijo: en la década del 70, un Grunt (infante norteamericano) estaba equipado con un fusil M-16, tenía correajes de lona, chalecos antifrag, ropa de lona, tenía radios por pelotón y algunos visores nocturnos. Sus tanques eran principalmente los Patton y sus aviones eran los F-4 Phantom.
Durante ese periodo, los americanos tenían más de seis millones de hombres en armas. Hoy en día tiene un millón de hombres, que están armados con fusiles A-4, evolución de menos calibre del M-16, sus ropas son telas ligeras “Ristop” (anti desgarro) teflonadas para que sean inmunes al agua, sus correajes son modulares (sistema molle), tiene visión nocturna y blindaje antifrag. Sus carros de combates son M-1 Abrams (que fue diseñado en la década del 70), que en vez de tener un cañón de 105mm como en los 70, tiene uno de 120mm. Sus aviones siguen siendo básicamente de cuarta generación, como los F-16 y F-18, que también son diseños de los 70.
Viendo esto, ¿Cómo el ejército que no se ha potenciado ni tecnológicamente ni en poder de fuego de una manera descomunal, puede considerar que con números reducidos, puede cumplir las mismas tareas que antes hacían ejércitos de millones de hombres?
La defensa en Argentina
Al ver las cosas desde esta mirada, queda claro que un país como Argentina, que históricamente requirió de 22 divisiones para poder defender su territorio que es de tamaño continental, ahora pueda realizar esas tareas con solo 100.000 hombres. ¿Acaso una Fuerza Aérea de miles de aviones puede ser remplazada por un par de escuadrones de aviones modernos, o una fuerza de choque de miles de tanques puede ser remplazada por un par de cientos en sus tareas de combate? Claramente, la respuesta es No. La tecnología no se ha desarrollado tanto como para poder creer que tal hazaña sea posible. Argentina requiere de por lo menos 3 millones de hombres en armas para asegurar su supervivencia y no 100.000 como el mundo nos quiere hacer creer
La gran mentira de las nuevas tecnologías
Está claro que un tanque de los 70 con un cañón de 105mm no es tan inferior a un carro de 120mm, y que este último no vale por miles de su predecesor. También es claro que un soldado con un fusil de 7,62mm de los 70 no es inferior a un soldado actual con carabinas de 5,56mm y que los aviones actuales no difieren en poder de fuego a un avión de los 70, pero aun así se insiste que la tecnología hace posible que tales mentiras sean creíbles, ¿pero de donde sale estas falacia?
El eterno
Según parece, y dicho en voz baja, la idea de esto habría salido del eterno Henry Kissinger, que pensó que con la eventual caída los soviéticos, los americanos en su construcción de un gobierno mundial, requerirían para una eficaz control, un desarme a nivel global, usando la tecnología como excusa y disparando e inflando los costes militares por las nubes, de manera que las naciones del mundo se encuentren en una situación de debilidad militar que les hiciera más fáciles de controlar, en consonancia con la transformación de la milicia americana, ya no en un ejército pesado, listo a combatir en un entorno nuclear, a ser una fuerza ligera y global que actúe a modo de “policía mundial”
El “Army 90”
Durante el gobierno de Ronald Reagan, los americanos desarrollan el proyecto “Army 90”, donde deciden convertir a su ejército en una fuerza ligera, de interdicción global y con el apoyo de fuerzas aeronavales a nivel global. Los americanos se conforman en núcleos de “fuerzas especiales”, capaces de actuar en cuestión de horas en cualquier parte del globo. Esta estrategia es muy exitosa por el virtual estado de desarme global. Ahora, las “Task Force” pueden derrotar con facilidad al puñado de aviones que conforma una Fuerza Aérea actual, destruir sus infraestructuras en cuestión de horas y vencer a sus fuerzas militares en cortas batallas sin ningún problema, cosa que hubiera sido imposible de mantenerse el sistema de pesadas divisiones con millones de hombres en armas.
¿En cuánto tiempo pueden los americanos vencer a las pequeñas brigadas del actual ejército argentino? En cambio, ¿Cuántas fuerzas requerirían los americanos para vencer a 22 divisiones en un marco territorial de miles de Km, en una guerra sostenida probablemente por años?
Está claro que para ser vencida Argentina se requería una alianza global y millones de recursos en hombres y armas para tal cometido, es por eso que las democracias en su vil servilismo, han desarmado a las naciones del mundo para poder ser más fácilmente dominados, usando como excusa las nuevas tecnologías.
Ucrania destapa la olla
Esta guerra tomó a todos con los pantalones caídos. Para entender qué paso, primero hablemos del “Army 2020”.
El “Army 2020” es un proyecto ruso-chino, que tenía la intención de igualar las capacidades de ambos países, con la mostrada por los americanos en la década del 90. La idea era pasar del modelo pesado de la era soviética a un modelo más tecnológico y “policíaco”, que le permitiera a la Federación Rusa tener más control de sus republicas. Un pequeño ejército de alta tecnología y movilidad pensado para acciones rápidas y guerra asimétrica, más que para una masiva guerra nuclear, nacido de las experiencias de sus guerras en Chechenia y Georgia. Pero Ucrania les dio un baldazo de agua fría en la cara.
Ucrania 2014
En la guerra del 2014, el nuevo ejército ruso demostró su superioridad. Sus nuevas “Fuerzas Especiales” derrotaron a los pesados batallones ucranianos, basados en la antigua “Oboronka soviética” con facilidad y les permitieron tomar posiciones sólidas en el Donbass, pero no se pudo explotar el éxito por la falta de fuerzas suficientes. Estaba claro que su nuevo ejército era más efectivo, pero estaba corto en números y por ende no podía realizar grandes operaciones ofensivas, ni consolidar los éxitos territoriales. Es así que el “Army 2020” se modifica y Rusia ya no busca igualar capacidades a los americanos, sino busca crear una fuera masiva y numérica al estilo soviético, capaz de realizar grandes operaciones, con fuerzas masivas y que puedan consolidarse territorialmente. Es por eso que los proyectos de alta tecnología, como los aviones de quinta generación y los nuevos carros futuristas como el “Armata”, dieron lugar a la modernización de los miles de carros de la era soviética que quedaban en stock, como los T-72. La conscripción en masa de cientos de miles de soldados y la reutilización y actualización de los vastos arsenales de la era soviética.
El plan era sencillo, las fuerzas más modernizadas, como los paracaidistas, los regimientos de Guardia y los contratistas privados, que harían el trabajo de ariete y ruptura, para dar paso a cientos de miles de conscriptos, armados con viejas armas que harían de apoyo y fuerzas de consolidación.
Por supuesto que Rusia quedó a medio camino de ambas opciones, formando un ejército mediocremente armado en términos tecnológico y con una fuerza insuficiente para aplicar las viejas tácticas soviéticas de “rodillo”
Ucrania 2022
Todos los analistas tenían en claro que la guerra de Ucrania era inevitable. La irrupción de Donald Trump en la política, su presidencia y el comienzo de un nuevo plan de modernización táctico estratégico de las fuerzas americanas, re transformándolas nuevamente en un ejército convencional, preparado para grandes operaciones, dejando de la lado la guerra asimétrica, para volver al campo de batalla convencional, cambio el equilibrio global nuevamente.
Los pilotos americanos se pasaron décadas tirando bombas en países sin defensa y sus soldados se la pasaron haciendo redadas casa por casa en países de Medio Oriente, pero necesitaban ser reentrenadas para poder pelear contra rusos y chinos que los igualaban en capacidades y los superaban en número. Es cuando DARPA, la oficina de desarrollos tecnológicos de los Estados Unidos, le da a Trump una salida: la “guerra de mosaicos”.
La guerra de mosaico
La guerra de mosaico es un nuevo concepto táctico-estratégico que los americanos han desarrollado en la última década. Se basa en la utilización de nuevas tecnologías como drones, munición inteligente y entramado digital del campo de batalla, para combatir al enemigo como si un enorme enjambre de miles de pequeñas avispas atacaran a un solitario toro, desde miles de lugares a la vez, controlados por una mente enjambre unificada, que a la larga terminan matando a un toro que, sin importar lo poderoso que sea, se vería indefenso a este tipo de ataque.
Las primeras pruebas de este tipo de guerra la vimos en Armenia, en la segunda guerra del “Alto Karabaj” en 2020, cuando las tropas de Azerbaiyán derrotaron las duras defensas de Armenia, diseñadas para resistir años, en cuestión de horas. El mundo se quedó helado ante esta situación. Estaba claro que un ejército convencional tiene pocas defensas contra un enjambre de miles de drones armados. Es por eso que rusos y chinos comprendieron que el tiempo se les estaba agotando.
Eje China-Rusia
Tanto chinos como rusos, confiaban que sus proyectos de modernización “2020” serían capaces de crear una multipolaridad, ya que relegaba a las potencias atlánticas el predomino militar e impedía la imposición violenta de políticas globales sobre sus territorios, pero la aparición de la guerra de enjambre los ponía en un duro aprieto, ya que si los aliados de Estados Unidos seguían ese mismo camino, comprometían la seguridad nacional de ambas naciones.
China tiene un esquema defensa de tres niveles: un nivel de defensa costero, un nivel de defensa intermedio y, por último, un nivel de proyección global. Para lograr esto, China creo un poderoso sistema de defensa costero, que permite cumplir la primera etapa. Para la segunda etapa, China está construyendo bases de defensa aérea y misilistica a lo largo de todo el pacifico, una estrategia similar a la usada por los japoneses en la Segunda Guerra, mientras que a la vez está creando una poderosa fuerza naval con capacidades globales, que al igual que las “Task Force” americanas, puedan proyectar su poderío a nivel global. El problema es Taiwán…
Taiwán, la piedra en el zapato
El sistema de defensa chino choca con un grave problema, Taiwán, una fortaleza militar-tecnológica, que se yergue sobre sus costas. China no puede completar su segunda etapa de defensa si Taiwán la sigue amenazando de frente. De haber una guerra, las bombas caerían sobre la misma China y eso es algo que el régimen no puede tolerar.
La invasión y control de Taiwán y la expulsión de las fuerzas aliadas anti-chinas al Pacífico es de vital interés y el tiempo les juega en contra, porque los aliados americanos han comenzado a reorganizarse al modelo de mosaico y amenazan a China con un desastre inminente. China debe tomar Taiwán ahora que tiene la ventaja, porque en un par de años no va a poder lograrlo, y significa su derrota total en un par de décadas, a lo sumo.
Ucrania, la piedra en el zapato de los rusos
De la misma manera que Taiwán fastidia a los chinos, Ucrania pone en peligro a la Federación Rusa. La situación es caótica para los rusos, que hasta la década de los 90, tenían desplegadas sus fuerzas de choque sobre Alemania, con su retaguardia en Polonia y con Ucrania como tercer escalón en una eventual guerra europea. Hoy en día la situación se ha invertido, Ucrania ahora es el primer escalón de una ofensiva europea, lo que pone a la OTAN a un par de horas de Moscú, con Polonia como retaguardia, que ahora mira a Asia, y con Alemania como tercer escalón. A eso hay que sumarle que la actual Rusia dicta mucho de ser la Unión Soviética: ya no produce 3000 carros al mes, sólo unos 300 al año como mucho, y ya no cuenta con un rodillo de millones de hombres, sino de sólo unos miles.
Está claro que encima poseen una enorme desventaja tecnológica con Occidente. Ante esta situación desesperada, es lógico que el modelo de defensa ruso se base en empujar las líneas del frente como mínimo a Polonia y como máximo a Alemania, para crear una zona de “buffer”, donde llevar una guerra de desgaste que le permita llegar a negociaciones con la OTAN en caso de guerra total. Es por eso que una Ucrania rebelde es inaceptable y su conquista se vuelve algo vital, sobre todo, antes que Ucrania se occidentalice y se vuelva la frontera natural entre Oriente y Occidente.
Rusia juega un “Bluf” en Ucrania y le sale mal
El 24 de febrero de 2022, los rusos dan inicio a la “Operación Especial Z”, dando pie a la ofensiva militar más grandes vistas desde la guerra de Yugoslavia, donde casi 190.000 hombres, movilizados desde el Donbass y Bielorrusia, atacaron Ucrania, tomando grandes extensiones territoriales y poniendo en asedio a la ciudad de Kiev, capital de Ucrania. Durante los primeros días, el mundo contuvo la respiración, atónitos del espectáculo que Putin, el líder ruso, le brindaba al mundo. Se habló de una “desnazificación” y un regreso a Ucrania a sus raíces rusas, y la verdad que estuvo a centímetros de lógralo. Si el presidente ucraniano hubiera aceptado el salvoconducto para huir de su país, el ejército se hubiera derrumbado y Ucrania se hubiera rusificado, poniendo el peso de su “invencible ejército” sobre la frontera polaca y dejando a toda Europa en estado de pánico, pero…
El comediante no se rinde
Volodomyr Zelensky, un humorista devenido en político, llega al poder en 2019 con un discurso anticorrupción y pro europeo, donde se plantea el ingreso de Ucrania a la OTAN. Rusia, al ver a este personaje, prende todas las alarmas. Ucrania en la OTAN es una línea roja que no piensa permitir y, acusándolo de nazi, en base al florecimiento de agrupaciones nacionalistas en Ucrania que forman milicias integradas a las fuerzas de defensa, con un claro discurso de odio a lo ruso y al comunismo, termina calentando la situación política entre ambas naciones.
Cuando Rusia comienza la operación “Z”, cuenta con una rápida victoria en base a un supuesto rápido derrumbe del gobierno y el ejército. Es por eso que las primeras unidades rusas en entrar a Kiev eran las famosas unidades policiacas “Omoh”, pensando más en un control de masas, que en un combate real, pero…
El comediante no se rindió. En cambio, da un famoso discurso donde declara “no necesito un paseo, necesito municiones”. El comediante se quedó firme en Kiev, al mando de un ejército que tampoco se rindió y que, en cambio, comenzó un muy planificado plan de operaciones para vencer a los rusos.
El bluf fracaso y los ucranianos no se rindieron, empezaron a emboscar a las columnas rusas, que estaban más preparadas para desfilar que para combatir, quizás pensando en una victoria rápida y gloriosa y no en el caos de una guerra. Miles de tanques y miles de hombres cayeron en la trampa y la guerra se convirtió en todo un infierno…
La batalla final
El alto mando ruso tiene en claro que una guerra contra la OTAN no se puede ganar. Su plan es generar una guerra de grandes proporciones, donde sus ejércitos mantuvieran una ofensiva constante para inmovilizar las fuerzas enemigas, para que no puedan atacar. Para ello, cientos de miles de hombres y vehículos de la era soviética se desplegarían en masa, mientras que usando los miles de misiles de la era soviética, atacarían las infraestructuras europeas para generar un desgaste general, que llevara a Europa a la mesa de negociaciones. Esta estrategia incluye líneas rojas que podrían transformar la guerra en nuclear.
Tras el fracaso de la “Operación Especial Z” y el mayor compromiso de la OTAN en Ucrania, el alto mando ruso entiende que esta es la “batalla final” y es por eso que están dispuestos a jugárselas por completo. No hay zonas grises para los rusos: victoria o muerte; muerte del todo el planeta si es necesario.
Ucrania y la caída de la farsa de la ”guerra de disuasión”
Esta guerra me trajo a la cabeza aquellas sombrías profecías del veterano coronel. La mentira de las nuevas tecnologías y de los pequeños ejércitos profesionales y su capacidad de disuasión.
Rusia, a pesar de hacer un despliegue tan masivo, no tenía fuerzas suficientes ni en número ni en calidad y Ucrania, que se venía preparando desde 2014, empezó a desgastar a los enemigos, hasta que pudo iniciar una serie de tres ofensivas que les permitieron recuperar casi todo su territorio perdido y poner la guerra prácticamente en las fronteras de la guerra de 2014. Pero esta guerra es una picadora de carne a nivel global. No se veía la constitución de “frentes” prácticamente desde la Segunda Guerra Mundial. No se veía una guerra de desgaste que consume vidas y vehículos a una velocidad alarmante. El mundo ve con horror cómo el ejército alemán, hasta hoy el más poderoso de Europa, sólo podría pelear una batalla limitada, en un frente limitado y que sus activos serían rápidamente consumidos en cuestión de semanas. Esta guerra se convirtió en una aspiradora de recursos, que implicó la entrega de activos de alta tecnología y recursos de la nueva guerra de mosaico, que mostraron una efectividad pasmosa, pero que requieren fuerzas convencionales que las soporten, haciendo la entrega masiva del viejo material de la era soviética modernizados, como los carros T-62, T-72 y T-55 de los arsenales de las naciones de la OTAN del este de Europa (checos, polacos, rumanos, etc.) y recientemente, la presión para la entrega de MBT occidentales más modernos, siendo los británicos los primeros en entregar carros “Challenger”, poniendo a la picota a Alemania y a Estados Unidos para que entreguen respectivamente sus carros “Leopard2” y “M-1 Abrams”, que ven con horror la idea de sus carros en llamas en tierras ucranianas.
La guerra está cercana de cumplir un año. El nivel de desgaste es enorme. Rusia ha tenido que poner en servicio sus antiguos carros T-64, vehículos sacados de servicio hace más de una década, y llamar a conscripción obligatoria a más de 500.000 hombres. Mientras, Ucrania se ha vuelto una aspiradora de recursos valiosos de Occidente, que difícilmente puedan reponer. Aun así, la OTAN prefiere subsidiar la batalla en Ucrania, ya que les es más barato que cada soldado ruso que muera, que cada tanque que explote y que cada bomba caiga sea sobre tierras rusas y no en sus propios países.
La guerra del Siglo 21
Ucrania ha puesto al mundo al límite. Las verdades militares, nacidas de una concepción de entreguismo a un nuevo gobierno mundial, han fracasado. Las naciones del mundo se reaman de manera masiva. La tecnología se ha demostrado decisiva, pero todavía queda en claro que los hombres, fusil al hombro, son los activos más importantes y el número, por sobre todo, manda. Argentina debe replantearse que su supervivencia depende de los viejos planes de las “22 divisiones” y que con un puñado de hombres y una docena de aviones no se puede defender a un país, y que nos pone en una situación de vulnerabilidad en un mundo cada vez más caótico, en un marco de permaconflictividad y desglobalizacion, donde los nuevos actores emergentes se miran fieramente, mostrándose los dientes y sin voluntad de claudicar…
Por NGL